Scaramuix

Con Lluís Romaní hablábamos muy pocas veces de arte.
No le era una cuestión indiferente, pero solía adoptar una actitud socarrona y su gusto por la polémica no me alentaba precisamente a debatir con él.
Yo le mostraba mis experimentos con las imágenes digitales y él sonreía en silencio y se abstenía de comentar.
La gente le llevaba viejos ordenadores en desuso. Él los destripaba con fruición guardando las piezas que luego le servirían para componer una nueva máquina que, una vez probada y en perfecto funcionamiento, solía regalar a alguien que no se podía comprar un pc nuevo o los entregaba a alguna de las ONG que distribuyen material informático en zonas necesitadas.
En una ocasión se presentó con una tarjeta de vídeo procedente de alguno de esos desguaces.
-Con esto puedes hacer alguna “virguería”- me dijo.
La verdad es que todo aquel follón de piececitas dispuestas sobre la placa verde no me inspiró lo más mínimo. Lo intenté, intenté sacar algo que me resultara sugestivo… quería complacerle pero no pude. Sólo, frente al ordenador, sonreía pensado en lo distintas que eran nuestras sensibilidades.
Diría que Lluís no tenía un alto concepto de mis trabajos digitales.
Pero cuando hablaba de su hermano, entonces desbordaba. Le brillaban los ojos y se deshacía en halagos.
Tenía razón cuando decía que “el Joan ho fa tot bé”.
Joan Romaní, más conocido por Scaramuix, pinta, esculpe, ilustra, narra y no sé cuantas cosas más y todo lo hace bien.

La colección de cuentos que realiza para Pep Cabanes y su hermana Roser Romaní es una delicia. Lluís solía mostrarme las pruebas de preimpresión y ambos comentábamos el tremendo trabajo de algunas viñetas y la precisión en el detalle o la dificultad de determinados planos.
También me había mostrado alguno de los célebres “caganers” que se pueden comprar en la “fira de santa Llúcia” frente a la catedral de Barcelona por estas fechas.

Pero cuando más desbordaba Lluís era al hablar de los retratos.
Scaramuix es un excelente pintor y retratista.